Este libro, es, como dicen los autores, "el comienzo de un debate nacional", pues por ello se llama libro blanco, con el fin de crear opiniones y colaborar en su contenido.
La propuesta que hemos analizado es la décima, referida a la evaluación de los docentes. A partir de esta propuesta, hemos extraído una serie de preguntas sobre las que podemos reflexionar.
- La evaluación de los docentes ¿favorece o entorpece el trabajo de los docentes en su proceso de enseñanza?
- ¿Qué medidas hay que llevar con respecto a los resultados de los alumnos?
- ¿Cómo podemos evaluar el progreso educativo del alumno?
En esta propuesta se recogen todas las formas de evaluar al profesorado, pero, ¿se llevan a cabo todas?, por ejemplo, creemos que el progreso educativo de los alumnos no se evalúa correctamente, y por ello planteamos esa pregunta, ¿cual podría ser la forma correcta de evaluar el progreso educativo del alumno?
Pensamos que la evaluación de los docentes es imprescindible, si ésta se hace correctamente. Pero nos ponemos en el caso de que una evaluación es negativa con respecto al docente, ¿qué hacemos en este caso?, sacar la oposición impide despedir al docente, entonces, ¿qué medidas se pueden tomar en estos casos?.
En el caso contrario, tenemos a los docentes con muy buenos resultados y muy capaces en su profesión, es aquí donde debemos incidir y conseguir que estos docentes acudan a los centros más conflictivos con el fin de que esos alumnos tengan mejores resultados. De esta forma también se reconoce más la calidad profesional del docente.
Creo que el problema está en ver la evaluación como algo que solo tiene dos posibles resultados: o vales o a la calle. La evaluación debería ser vista como una oportunidad para que los profesores mejoremos ahí donde no lo estemos haciendo todo lo bien que podríamos.
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